Alex sujetó del cuello a Jaime, este no opuso resistencia. Lo derribó de un solo puño en el rostro.
—¿Así que todo fue mentira? —preguntó Alex con rabia y dolor mirando a Jaime en el suelo—. Lo recuerdo como si fuera ayer, cuando llegaste a mi casa el día que pensaba huir en busca de Ruth, diciéndome que me ayudarías a traerla de nuevo sin necesidad de irme, cuando me dijiste que tendría que intentar suicidarme para que Oliver perdonara a Ruth...
—Alex... —Jaime se levantó a medias apoyado en el suelo sin poder levantar la vista.
—¿Cómo no me di cuenta de todo?