El rostro de Morton se puso rojo como una remolacha y estaba respirando con dificultad. Señaló a Gerald y dijo: “Aunque no encendí la quinta luz, todavía soy más fuerte que tú. ¡Mi cuarta luz permaneció encendida un segundo más que la tuya!”.

Gerald no se tomó a pecho lo que él dijo. “Un simple segundo más. No hagas que suene como si pudieras acabar conmigo de un solo golpe. Incluso si eres un poco más fuerte que yo, no eres mi rival cuando se trata de una batalla real. No durarás si realmente nos enfrentamos”.

Gerald tenía la máxima confianza en su experiencia en la batalla. Desde joven, había seguido a sus mayores para entrenar y se había enfrentado a muchos otros. Había ganado algunas y perdido otras. Todas estas experiencias lo habían convertido en quien era hoy.

La infancia de Morton había sido completamente diferente a la de Gerald. Aunque tenía un poco de experiencia como guerrero, no era mucho comparado con la de Gerald. Él mismo lo sabía. “No trates de cambiar el hecho de