—Perdóneme don Massimo, tenía que salir de la casa de Luciano para atenderle.
—Sí te entiendo, te llamo porque necesito que me avises si encuentras a los fugitivos.
—Claro señor, será como ordene, en realidad, yo no he investigado por mi cuenta, ya que en este momento la familia de la chica tiene muchos ojos en todas partes.
—¿Cómo va eso?
—Según la policía que entrega informes directamente al joven Luciano, al parecer se los ha tragado la tierra, la pista se enfrió.
—Bueno, ya lo sabes…
En la sala de conferencias del hotel, Mercedes esperaba que llegaran Alexander y Bernhard con el investigador privado, Sebasthian entró y fue con ella, aunque era su tía, había sido su madre en todo sentido desde que nació.
—Mamá Mercedes —Mercedes estiró la mano y él se puso de cuclillas y puso las manos en sus mejillas rojas—. La encontraremos, ya verás que sí.
—Yo no pongo en duda mi amor —Mercedes acarició su cabello rubio, ¿dónde está tu mujer? —Sebasthian miró al o