Tan pronto Daniels y Melisa entran a la habitación los besos y caricias se ponen a la ordel del dia.
Nunca se cansaran de hacer el amor
Nunca se cansaran uno del otro
Han nacido para amarse, almas gemelas Que han encontrado el camino de regreso a casa.
Daniels la besa con voracidad, y la tiene acorralada contra la pared, siguiendo un ritmo de besos que desciende de su boca a su mejilla, su cuello y el nacimiento de sus senos y ella literalmente se queda sin aire.
Melisa no se queda atrás y empieza a a sacarle la corbata para luego desabotonar su camisa y poder deslizar libremente sus manos por su pecho poniéndolo tenso y muy dispuesto.
— Te das cuenta como me tienes-le susurra con ese tono pasional y dulce que la derrite-
— Si- asiente ella en las nubes del amor.
Los labios de Daniels siguen recorriendo su cuello hasta llegar a su barbilla, trazando húmedos besos que la hac&ia