Una bruja | Gigi.
Como si durante los días siguientes todo hubiese sido paz y amor, se habían cumplido las dos semanas para visitar el médico, falte a la oficina bajo la aprobación de Sabrina quién estaba igual de interesada por el bebé cómo mis amigas y esperaba pacientemente a la señora McDiggel quién quedó de verme aquí.
- Hola, querida - saludo en cuanto me vio.
Mientras yo vestía unos jeans sencillos y una camiseta gris sin estampado la señora McDiggel usaba un vestido rojo, combinando con unos tacones rojos.
- Señora McDiggel - salude y ella sonrió.
- ¿A quién esperamos? - pregunto cuando vio que me volvía a sentar.
- A qué una enfermera me llamé para pasar - respondí.