Arrodillándose frente a Satán, frente a Lorenzo, el líder y el hermano al que tanto amaba, Franco elevo su mirada para verlo directo a aquellos cansados y sufridos ojos de zafiro.
— No me iré de tu lado Lorenzo, desobedeceré por primera vez tus ordenes…no es mi deseo dejarte solo en esto…así que no