Hayato llegó puntual, espero a que Hikaru abriera la puerta del apartamento para dejarlo ingresar. Le miró de pies a cabeza, aún estaba arreglándose tal y como a él le gustaba, un traje de seda de corte chino que a sus ojos le hacía lucir completamente devorable. Se mordisqueó el labio inferior nada más verlo. Hikaru sudó frío.
— ¿Estás listo ya? —preguntó Hayato cerrando la puerta detrás de sí.
—Aún no, me falta colocarme el prendedor que quieres que use —dijo visiblemente incómodo.
Hayato le jaló hacia sí y le besó apasionadamente. Hikaru correspondió el beso, y rodeó con sus brazos el cuello del yakuza, quie