Sofía se despertó y empezó a hacer el desayuno para todos, con mucha ilusión, con una sonrisa sincera de oreja a oreja y un brillo en la mirada que no ocultaba lo enamorada que estaba de Jorge y el dulce y feliz momento de la vida por el que estaba pasando.
—Buenos días, mi amor —dijo Jorge dándole un abrazo por la espalda y un beso en la nuca.
—Buenos días, vida mía —respondió ella girándose para darle un tierno y amoroso beso.
—Tienes un brillo especial que te sienta fenomenal, cariño — comentó él.
—Gracias, pero me miras con muy buenos ojos —dijo ella guiñándole un ojo—. Será porque estás en mi vida y me haces muy feliz, amor —continuó diciendo.
—Vete a despertar a los niños mientras yo termino el desayuno, Sofi.
Ella le dio un fuerte abrazo y un beso.
Después de desayunar y prepararse, se fueron directos al colegio. De camino a él, Estrella dijo:
—Que anillo más bonito, mami.
—¿De verdad te gusta, hija mía?