POV Omnisciente.

Mientras Jeremy se dirigía a casa dejando a Mía en ruinas, el escenario de la Corporación Walton era un caos diferente.

Joseph Walton se encontraba en su despacho, el mismo lugar donde había urdido sus manipulaciones, y ahora estaba sumido en el abismo que él mismo había creado. Su teléfono no paraba de sonar con llamadas de la junta directiva y de los abogados del conde Armand, que estaban desesperados.

—¡No me importa! —rugió Joseph al auricular, con voz rasposa. —¡No pueden hacer esto! ¡El contrato es vinculante!

Sin embargo, del otro lado, la voz del abogado de Dubois era implacable: las revelaciones de Renacer Trading Group sobre los proyectos inviables y la manipulación de acciones constituían una violación flagrante de los términos del acuerdo. La inyección de capital quedaba anulada, así como todo el trato.

Joseph arrojó el teléfono contra la pared. El cristal de la pantalla se hizo añicos, como su propia vida.

—¡Maldito Jeremy! —gritó al vacío, golpeando el e