Carmela expresó una gran sonrisa y soltó el brazo de su esposo para ir a recibir a Paul, era su mejor creación y quien llevaría el apellido de la familia en alto.
—hijo has llegado— ella siempre deja claras sus palabras, y ellas expresó que solo estaba esperando a Paul, al final del día la fiesta seria en su honor, una gran sorpresa le tenía preparada, pero todo en la vida era un proyecto que conlleva a sacrificios y pactos dolorosos.
Paul se acerco y beso a su madre luego de un abrazo, hubiese preferido seguir lejos de casa.
—Madre, he venido con mi hermana que estuvo todos estos días bajo mi cuidado y mi prometida Roberta— Paul trató de suavizar la tensión del momento, Luna le aprieta la mano con fuerza y no deja de mirar a Carmela con miedo.
Carmela se separó de su hijo y observó a la joven, luego de una larga pausa, por primera vez Carmela se acercó a ella y la saludo.
—Bienvenida Roberta, veo que tienes frío y has venido abrigada— Carmela se refería a que ella ahora usaba ro