✧✧✧ Dos días más tarde, en París. ✧✧✧
La noche había caído sobre la ciudad.
En un departamento lujoso, el silencio era apenas roto por una melodía romántica que sonaba en el fondo.
Una canción lenta, nostálgica, de esas que hablaban de amores imposibles.
El lugar estaba en penumbras. Apenas unas lámparas encendidas en las esquinas iluminaban con un resplandor cálido y tenue.
Tristan Rochette estaba sentado en un sillón de cuero, con el cuerpo inclinado hacia adelante.
Su chaqueta estaba tirada sobre el sofá, la corbata en el suelo. La camisa blanca abierta en el cuello dejaba ver el inicio de su pecho.
Ese hombre rubio tenía el cabello despeinado.
En su mano derecha, sostenía una botella de whisky.
Glup~ Glup~
Bebía directo, sin copa y sin pausa.
Alzaba la mirada al ventanal. París se extendía frente a él, iluminada, indiferente. Y dentro de su cabeza, solo había un nombre:
Chantal.
—Maldición… —susurró con la voz quebrada, cerrando los ojos.
La música le golpeaba con