3*-INDICIOS

Esa mañana Nina llegaba a la oficina y con mal semblante observo el poco de carpetas dejadas a última hora de la noche, tenía mucho trabajo pendiente y eso la ponía de mal carácter, tenía que lograr su objetivo, lograr el puesto de Rosse para trabajar más cómodamente, y delegar trabajo a su asistente.

Estaba ordenando las carpetas cuando llego Yonny, el idiota amigo de Edward, no lo pasaba para nada, al mirarlo con disgusto este comentó . . .

–Pareces que estas molesta, nena.  Nina lo miro con mal aspecto a lo que Sebastian exclamo . . .

–Deberías  llevarte mejor conmigo Nina, fui yo el quien evito que te cambiaran a la otra sede, nena. Tu querido Edward no se movió para nada, no trato de ayudarte.

Nina no dijo nada solo hizo una pequeña mueca simulando una sonrisa que no le salió.

–Nina por favor solicité que preparan el café para la junta, ve a buscarlo el camarero de la cafetería viene subiendo por el ascensor, también viene unos pasa bocas y los llevas a la sala de junta.

Ella paso junto a él ignorándolo, cuando llegaba al ascensor su día empeoro, de allí salía Rosse, lo que le faltaba.

Rossi como si nada saludo –Buenos días Nina, por favor cuando puedas pasa por mi oficina luego de la reunión, tengo que hablar contigo

Nina la miro con fastidio y respondió –No sé, ya veré Edward viajará hoy y debo tener listo para la una de la tarde una serie de documentos y aún me falta, Dra Rossi.

Rossi la mira y con seriedad le cito –Ve a ver cómo te las arreglas Nina, pero te quiero en mi oficina luego de la reunión, te quedo claro.

Sonrió un poco al recibir la jarra que venía muy llena trató  de tirarle café a Rossi pero sonó el otro ascensor y de allí salían Edward con varios socios y eso freno la felicidad de Nina.

–Llegas tarde cariño–Excalmó Edward con mucha dulzura, la ficción delante de los demás.

Ella se aprovechó de la mentira y quisó cobrase un poco el engaño de su esposo y Nina así que se acercó a su esposo y lo beso, poniendo en eso su mejor empeño  

Como Edward no podía apartarla de golpe, la separo un poco y este exclamo

–Cariño, ten un poco de control ira que no estamos solos. Los otros socios sonrieron y comentaron . ..

–No te preocupes Edward tienes a una linda esposa muy apasionada..

Rossi exclamó –Cariño tú bien sabes que cuando trabajas mucho y te ausenta de casa, luego tienes doble jornada, querido. Los socios sonrieron

Nina estaba roja de la ira que sintió y miro a Edward con cara de pocos amigos. Rosse en su interior sintió un poco de felicidad, eso era lo que quería, con eso y un poco más lograría que esos dos discutieran.

Al entrar a la sala de junta todos se estaban ubicando en sus respectivos sitios, Rosse ya iba llegando cuando de repente se oyó un grito, era Nina quien sentía el ardor por el café caliente y la voz pausada de Rosse pidiendo disculpas

–Que pena Nina, disculpa que te tumbara el café, pero tú no tenías bien agarrada  la taza cariño.

Nina quería vaciarle el café a Rossi por eso se puso a servir los cafés, Rossi le gano en la jugada y haciendo que quería decirle algo a Sebastian alzo la mano cuando Nina trataba de tirarle el café a Rossi, la taza cayó a los pies de Nina, salpicándola de café, el cual estaba muy caliente.

Nina con cara de furia y tratando de controlarse conteniendo las lágrimas salió de la  sala de junta bajo la mirada de disgusto del padre de Rossi, quien era unos de los socios y director del consorcio.

Esa noche tenían  una cena del consorcio que invertiría con ellos en un nuevo proyecto. Rossi regresaba de la peluquería, solo tenía que vestirse, esa tarde se había comprado un vestido muy elegante y algo atrevido.

Estaba ya lista solo esperaba como siempre a su esposo cuando entra un mensaje. Ella ya  imaginaba de que se trataba. . .

*-“Cariño, por favor adelántate, no podré irte a buscar, llegaré a la cena salgo de aquí con Nina, nos vemos allá, Edward”

Ella respiro y se dijo –Tranquila, sigue con la ficción

Antes de salir, se miró al espejo, había quedado bien maquillada y el vestido largo de un azul eléctrico le resaltaba el color de sus ojos, además el corte de la tela a lo largo de su pierna la hacía ver demasiado atractiva, haciendo el diseño elegante y aunque ella no era tan atrevida al vestir, ese día decidió comprarse ese vestido.

Tomo su bolso y salió llamando a su chofer –Vamos Efren, es tarde ya

El hombre la miro con gran sorpresa y comento algo inquieto –¡OH! claro sí, vamos señora.

Al llegar al Gran Hotel donde se realizaría la reunión el chofer preguntó

–A qué hora vengo a buscarla señora Evans?

–No puedes irte  a casa tomare un taxi a mi regreso Efren, gracias.

Rosse respiro y avanzo hacia el vestíbulo, a la primera persona que encontró fue a Rene el socio principal de los inversionistas, este con mucha admiración le hablo

–Buenas noches, señora Evans, me permite que la acompañe?

Ella sonrió y muy alegremente se agarró del brazo que el hombre le ofrecía, entrando juntos al salón mientras sonreía por las frases del nuevo inversionista.

–Usted está muy hermosa está noche, deslumbra a cualquiera con su belleza, princesa. Su esposo no debería dejarla sola por ahí cualquiera podría quitársela.

Rossi sonrió y comentó –Gracias, pero mi esposo no está pendiente de eso, señor Altemirante

–Yo estaría muy pendiente Rossi y disculpe si la tuteo, llámame René. Alguien como usted no aparece dos veces en la vida de un hombre carísima.

Ella volvió a sonreír.

Al entrar sintió sobre ella las miradas de los allí presente sobre todo las miradas de los hombres. Ella sintió que su objetivo estaba hasta ese momento logrado, esa noche se vengaría un poco de su marido. Allí junto a ella estaba el hombre que utilizaría para tal fin. 

–Le importaría tomarse unas copas conmigo?

–Como no para i será un placer, es nuestro invitado especial, por el contrario será para mí un placer, sino tiene una acompañante seré su acompañante esta noche Rene.

El hombre sonrió y con premura respondió –No tengo acompañante, para mí también es un placer tenerla de acompañante, Rossi.

Ella agarrada del brazo de Rene se caminaron  hacia la barra. Solo unas copas y ya Rossi estaba algo mareada, sin embargo trataba de mantener el equilibrio,ella no acostumbraba a tomar licor.

–Como que no estás acostumbrada a ingerir licor carísima?

Ella asintió con la cabeza.–Ven vamos afuera el aire fresco te ayudará no es conveniente que te vean así.

René la tomo con delicadez por la cintura y la condujo de manera encubierta a los jardines del hotel.

Ella camino aferrada a él, sintiendo el calor del cuerpo de Rene y como él le apretaba la cintura con delicadez.

Unos minutos más tarde luego de caminar un poco Rene le preguntó

–Cómo te sientes? carísima . Preguntó el muy cerca de su rostro.

Ella lo miro a los ojos grises y con cierta mofa respondió –Bien gracias. – Mientras sonreía

Era como si estuviera viendo a un ser especial y sintió unas mariposas revoletear en su estómago.

–¡Rossi! –Se oyó la voz de Edward de forma ofensiva, mirándola con sus ojos enfurecidos.

–Se puede saber qué haces?

–Yo, lo mismo que tú, querido. Tú no fuiste a buscarme, llegue como siempre sola, acompaño a nuestro especial invitado, como no tiene acompañante yo me ofrecí, me canse de estar sola, Edward.

Ella lo miro y lo reto con su mirada –Anda ve con tu acompañante, no debemos quedar mal frente a los invitados y sobre todo al principal accionista. No crees?

Edward se controló y con una  sonrisa respondió –Buenas noches señor Altemirante y disculpe si mi esposa le está haciendo pasar algún mal momento, venga conmigo por aquí.

Rene lo miro y con ironía respondió –Su esposa es una mujer hermosa una buena anfitriona, conversamos de cosas interesante y no me ha hecho pasar un mal momento. –Lo miro con seriedad y prosiguió

–Para mí es un grato placer tener de acompañante una hermosa mujer, señor Grant.

Edward miro a Rossi y le preguntó –Cariño ven vamos que nos están esperando para iniciar con el brindis y te quiero a mi lado como lo que eres cariño, mi esposa.

Rossi lo miro con dudas no entendía bien porque ahora su comprometida actitud.

Ella extendió la mano a Rene y con seguridad exclamo –No seas grosero con nuestro invitado, Sr. Altemirante no lo dejaré solo, mi esposo tiene una acompañante.

Ella tomo el brazo que le ofrecía Rene y ambos se movieron hacia el vestíbulo conversando sobre lo hermosa que estaba la luna sin tomar en cuenta para nada a Edward quien quedo sorprendido parado en seco en medio del jardín.

No podía ponerse cómico ahora. El no era hombre romántico, él no era ese tipo de hombres que se lo pasaban con remilgos con su pareja. El era distinto era práctico y calculador. Así que vieran a Rossi con Rene lo sabría utilizar más adelante a su favor.

Edward aborrecía estar cerca de Rossi delante de otras personas, porque debía ser cariñoso con ella, tenía que aparentar que la amaba lograr que el padre de ella confiara en él y le cediera todo a él.

A él le encantaba vivir con lujos y disfrutar del poder que iba en aumento en el consorcio, del dinero para satisfacer su propio ego. Pero Rossi complicaba todo. 

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo