—Ya no estoy soltero. —dijo Diego.
No elaboró más, pero todos los presentes comprendieron lo que quería decir.
—Yo pensaba que estaba soltero. Tenía un pariente, con buenas condiciones, que quería presentarle. —comentó alguien con una sonrisa.
—Agradezco la intención. —respondió Diego—. Ya tengo mi amor.
Usó la palabra "amor" en lugar de "amante".
Este enfoque le pareció bien a Justino. Él había visto a demasiados hombres casados mantener relaciones con amantes.
Diego, por el contrario, no parecía estar interesado en el sexo opuesto y tenía principios.
A las ocho, la cena llegó a su fin. Diego se despidió y acompañó a Justino hasta su coche.
—Señor Galván, espero que tengamos una buena colaboración en el futuro. —dijo Diego.
—Igualmente. —respondió Justino, estrechando su mano.
De regreso a la casa antigua, Diego recibió una llamada de Camila.
—Te dije que, en el futuro, si tienes algo, contactes directamente al responsable. —dijo.
Le pasó el contacto del encargado del proyecto.
—He oí