Los primeros rayos del sol se filtraban por las ventanas del hospital, iluminando la pequeña habitación donde Sofía aguardaba. Cada minuto parecía eterno mientras esperaba los resultados de los análisis. Su mente era un tumulto de pensamientos y emociones.
Giulia, su mejor amiga, se encontraba a su lado, sosteniéndole la mano con suavidad. Sofía la miró con ojos enrojecidos por el llanto.
-¿Qué voy a hacer, Giulia? -murmuró, su voz quebrada por la angustia-. Esto no estaba planeado, no estoy lista para ser madre.
Giulia le respondió con una mirada llena de empatía. -Pase lo que pase, estaré contigo, Sofía. Tú decides qué es lo mejor para ti y para el bebé.
Las palabras del doctor Ramírez resonaban en la mente de Sofía: "Tienes opciones, Sofía. Y cualquiera que elijas, será la correcta si es lo que realmente deseas". Aquellas palabras le habían dado un rayo de esperanza en medio de la confusión.
Tomando una profunda respiración, Sofía se levantó de la camilla y comenzó a pasearse por l