Capítulo 15. Gabriela.
Gabriel está en la habitación de Aranza, pero más que nada, observa a la pequeña criatura que duerme plácidamente en su cuna decorada con pequeños animalitos.
— Gabriel— lo llama Aranza— ¿ya decidiste el nombre que le pondremos a nuestra hija?
Aranza sabía que al ponerle el nombre a una criatura tan pequeña inmediatamente se crea una conexión inconsciente, y eso era lo que ella quería provocar en él.
Que se enamorara de la niña de tal manera que ya no supiera que hacer si no la tenía, y con ella venia incluida su madre, siempre era así.
— Aún no lo decido. — Gabriel sentía que las manos le quemaban de ansiedad por cargarla, porque muy en el fondo sabía que ella era parte de él, pero debía mantenerse cuerdo, tranquilo y calculador.
Después de ver el resultado, el sabría qué hacer. Tenía cientos de ideas para poder convivir y ayudar en el buen crecimiento de esa pequeña, muchas historias que contar y sobre todo muchos abrazos para darle, pero necesitaba tener la certeza que sí era