Meredith estaba sentada en una banca del jardín, Scott se acercó a ella, notaba que estaba llorando, y se sentó a su lado
—Meredith, cariño, ¿Podemos hablar?
Ella limpió sus lágrimas y lo escuchó
—Sé que, estás sufriendo, que a veces los padres nos hacen sufrir, si de algo sirve, te diré que nunca lo hacemos adrede, los padres no siempre saben serlo, y es difícil aprenderlo, ser hijo es fácil; juzgar, pedir, exigir, pero, debemos tolerar, tu madre te ama, y tu padre también, pero no pueden estar juntos, el amor se acabó, y eso suele pasar, juzgas a tu padre con rudeza, pero, Melissa también se equivocó, y no somos nadie para juzgar a un padre, porque, todos somos humanos, pronto serás madre, y verás que no es nada fácil saber qué, cada paso que das, influirá en la vida de tu hijo, para bien o mal.
Meredith tocó su vientre, y lágrimas calientes corrieron por su rostro
—Lo sé, tío, pero, siento como, si mi padre, mi perfecto padre se hubiese roto ante mis ojos.
—No obligues a tu pa