Una divertida sonrisa se dibujó en William antes de separarse un poco de ella y verla por completo con el rostro totalmente sonrojado.
—Por Dios—susurró Natasha sin poder creer lo que había sucedido.—¡Por favor no se lo digas a nadie!—suplicó llevándose las manos al rostro.
—Soy un médico—dijo William al cerrar el botiquín— lo que sucede en las consultas médicas debe de quedar entre el paciente y el médico.
—¿En verdad no le dirás nada a Milo?
—Con una condición— dijo él.
—¿Cuál?—preguntó Natasha. Cubriéndose los pechos por completo. Intentando no demostrar los nervios que sentía.
—Sé que eres diseñadora, ayúdame a diseñar un anillo para Joe. Un anillo de matrimonio—pidi&o