El hecho de que Mateo impidiera que Noa mirara hacia donde estaba Alex, hizo que ella se decidiera a ponerse de pie. Mateo se apresuró a sujetar su mano y trató de persuadirla para que no se fuera. Pero Manuel intervino y dijo:
—Déjala ir.
Mateo se sorprendió y se volvió hacia su hermano Manuel, diciendo:
—Hermano, ¿cómo puedes estar de acuerdo con esto? ¿Ya olvidaste lo que le hizo a Noa?
Manuel miró fríamente a su hermano y dijo:
—¿Puedes detenerla para siempre? Noa ha crecido y puede tomar sus propias decisiones.
Estas palabras sorprendieron a Mateo, quien miró a Noa con incredulidad y preguntó:
—Noa, ¿no estás volviendo con él, verdad?
Aunque era un poco embarazoso, Noa se mordió su labio y no negó la pregunta. Mateo se sintió molesto y soltó su mano, permitiéndole que se fuera. Noa aprovechó la oportunidad para irse rápidamente.
Mateo la observó mientras se alejaba, enfadado y murmurando en voz baja:
—Es tan irresponsable...
Manuel respondió con sarcasmo:
—¿Y tú eres responsable?