33

Cuando Max despertó, Isabella ya no estaba en la habitación. Salió y la vio en el balcón, conversando con Samantha. Sus miradas se cruzaron por un breve instante, pero Isabella desvió la vista rápidamente, fingiendo no verlo. Max suspiró y regresó a la habitación.

—Sam, voy a la cocina un momento —dijo Isabella.

—¿Para qué? —preguntó Samantha.

—Quiero prepararle té a Max.

—Pero hay personal para eso, Bella. Déjalos hacer —respondió Samantha.

—Es mi trabajo, Sam. Además, hoy se va a reunir con un cliente —dijo Isabella con sencillez.

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