26. Una Oportunidad
El sonido del agua corriendo en la cocina fue lo primero que escuché esa mañana. Me estiré en la cama, dejando que el suave aroma del café recién hecho me invadiera. Vivir con Chasse era una mezcla de caos y calma. Había momentos en los que nuestras personalidades chocaban como tormentas eléctricas, pero otros, como este, en los que todo parecía encajar perfectamente.
Me levanté lentamente y me puse la bata. Al llegar al umbral de la cocina, me apoyé contra el marco de la puerta, observándolo. Chasse estaba de espaldas, vistiendo una camiseta gris ajustada que delineaba sus hombros fuertes. Movía la espátula con destreza, preparando algo que parecía un omelette.
—¿Desde cuándo te volviste chef? —pregunté con una sonrisa. Chasse giró la cabeza, lanzándome una mirada rápida antes de volver su atención a la sartén.
—Desde que descubrí que mi prometida no es fan de los desayunos en cama —respondió con tono burlón. Rodé los ojos, entrando a la cocina.
—Los desayunos en cama son un desastre