Narra Miley
Despierto después de una larga noche descansando. Cuando lo hago, noto que estoy en una cómoda casa y que a mi lado, no está el hombre con el que veía el inmenso mar desde nuestra terraza. Deseando que no haya sido un sueño, me levanto con cuidado de la cama, observando desde el balcón la maravillosa vista.— Pensé que dormirías más — dice Harding abriendo la puerta de la habitación. — Buen día, ¿Cuánto tiempo he dormido?— Un poco más de diez horas.— ¡Diez horas! ¡No lo puedo creer, ¿cómo pude dormir tanto?! — pregunto horrorizada.— Es normal, tus pastillas te producen un poco de somnolencia y el jet-lag no es broma. Así que, descansa un poco más. Ya va a estar el almuerzo.— No, iré a ducharme. No puedo quedarme todo el tiempo acostada.