Violeta se metió a la ducha, el agua fría corría refrescando su cuerpo, cuando él entró a su lado, ella sintió sus mejillas ruborizadas, sintió esos grandes manos abrazándose a su cuerpo, Sebastián depositó dulces besos por su espalda, y ella solo lo disfrutó
—Ahora todo está bien, ya no tenemos que preocuparnos —dijo ella, colgando sus manos en su cuello
Él asintió, besando sus labios con pasión, el agua corría por sus cuerpos, y él estrechó su cintura entre sus brazos, pegándola a su cuerpo, con su erección golpeando su vientre
—Te amo, mi amor.
Luego de la ducha ardiente, estuvieron listos, volverían al hospital, cuando bajaron la escalera observaron a Milena ahí, ellos se miraron impactados, sin entender, porque esa mujer estaba ahí, y no se había marchado con Hugh, ella los esperaba al bajar la escalera.
—Supe lo de Seraphyna, me alegró que esté bien —dijo
—Gracias, pero, ¿Qué haces aquí, Milena?
—¿Cómo? —exclamó aturdida ante las palabras de Sebastián
—Ayer corrí a Hugh d