Tal y como Pamela se lo pidió, Taylor no amaneció en casa la mañana siguiente y ella se sintió un poco triste porque ya se estaba adaptando a su presencia. No digamos el pequeño Esteban, este al solo despertar corrió a la habitación de su padre a buscarlo para jugar. El bebé no sabe que Taylor es su papá, él lo llama como su amigo de juegos y eso le duele a Taylor porque anhela que él sepa, que cuenta con su apoyo incondicional.
― Señora Pamela, el señor no ha bajado a desayunar. ―Le informó la chica que le ayuda a cuidar de su hijo y también ya se estaba acostumbrando a que en cada comida él les acompañara en la mesa, aunque Pamela estuviera en su trabajo.
― Él ya se ha marchado. ―Respondió secamente Pamela, pues quizá le molesta que se haya ido tan pronto como ella se lo ordenó.
― Qué mal, el señor es muy buena onda. ―Comentó la chica, haciendo un puchero.
― ¿Qué dices? Por qué preguntas tanto por ese hombre, ¿acaso te gusta?
Pamela está indignada y sorprendida de que esa chica se l