Narra Adriana:
Tan pronto entramos a una de las puertas del pasillo del hotel, Jeremiah se apodera de mi boca con frenesí y yo me entrego gustosa.
—Estaba volviéndome loco después de tres días sin verte.
Sus manos se cuelan por debajo de mi vestido y me arranca la ropa interior con fiereza. Esto va a ser rápido, lo sé, pero yo también le deseo. Estos días han sido una locura y no nos hemos podido ver. He estado yendo con mi madre al hospital, exámenes en la escuela y a eso, el hecho de todo lo que implicaba esta fiesta.
—Van a preguntarse dónde estamos — replico pensando en los invitados.
Tengo los ojos cerrados y le dejo besarme, igual o más excitada que él.
—Que esperen. No sabes la falta que me hacías.
En la penumbra, le escucho desabrocharse la cremallera y en un segundo lo tengo dentro de m