Cuando Piama salió de medirse el vestido, se quedó perpleja al saber que Alba no estaba ahí.
—¿A dónde ha ido?
—No sé, solo se marchó.
«¡Maldita loca! Pero, seguro de que puedo aprovechar esto»
—Bien empaque los dos vestidos, los pagaré.
La mujer obedeció, Piama tomó los paquetes y le pidió al chofer que la llevara hasta donde estaba Evan Santori.
Él revisaba la cosecha, verificando que todo estuviera en orden, que cada trabajador hiciera lo que le correspondía.
Pronto vio el coche aparcado a una distancia de él. Arrugó el gesto, fue hasta ahí, pero solo vio a Piama ahí, Evan sintió un miedo, algo que le hizo saber que estaba mal.
—¿Qué ha pasado, Piama? ¿Y mi esposa?
—¡Evan! Ella… ¡Escapó!
Esas palabras sonaron como terror en los oídos de Evan, su rostro se puso pálido, no podía creerlo.
—¿Qué pasó? ¿Ella te dijo algo?
La mujer negó.
—No, de pronto, luego de probarme el vestido ella ya no estaba
Evan tomó al chofer de los hombros con rabia.
—¿Acaso no viste nada?
—Lo…