Cuando Brenda salió de la habitación de Karl, lo hizo refunfuñando, parecía una fiera.
—¡Idiota! Mucho enamorado, me derrito por ti y ni siquiera un pinche beso me dio —protestó.
Su prima la vio con aire preocupado y se le acercó.
—¿Otra vez el idiota ese se intentó propasar contigo aun cuando le