Carlotta se quedó viéndolo con sus ojos anegados de lágrimas, en su pecho su corazón latía como una locomotora, y su estómago dio un vuelco de la emoción.
—Yo… —empezó a decir mientras llevaba una mano en su pecho tratando de tranquilizarse, vio la cantidad de gente que había, a sus padres quienes m