Capítulo 49
En ese momento ella recordó un día que estaba lloviendo a cántaros y aunque ella cargaba paraguas sus piernas y calzados se mojaron, cuando iba a subir al auto de Massimo este no la dejó.

«—Cielito lo siento, pero estás toda mojada, no puedes subirte así en mi auto —pronunció el hombre mirándola co
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