—Lo siento, Augusto…
Èl sonrió.
—No te preocupes, yo entiendo, ¿Quién gritaba tu nombre??
Ella negó.
—Nadie…
—No me mientas, déjame ayudarte, sé que no nos conocemos, pero, me recuerdas a mi madre.
Mariza frunció el ceño
—¿A tu madre?
—Ella también fue madre soltera —dijo
Mariza pensó en sus palabras.
—Tu madre debió ser muy buena.
Èl sonrió, asintió, pero mintió.
Mariza recibió una llamada.
—Hola.
—Señora Mariza, hemos conseguido un nuevo video de la cámara de seguridad, ¿puede volver a la cafetería?
—Voy para allá.
Mariza colgó la llamada, mirò al hombre.
—Gracias por todo. Debo irme.
Augusto asintió. No apartó su mirada de ella.
***
Mariza llegó a la cafetería, el investigador estaba muy acelerado.
—¿Qué sucede?? Necesito conocer el contenido de ese video, necesito verlo por mí misma, por favor.
El hombre asintió.
Giró su computadora y se lo mostró.
Los ojos de Mariza se abrieron enormes.
«Vio a su hermana Perla, cargaba aún al bebé, una mujer se acercò a ella, y esta vez el rostro