17. Dos caminos...
Capítulo 17. Dos caminos, una verdad que se esconde
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, Santiago Soler estaba recostado en su sofá, con el mismo expediente abierto. A diferencia de Paula, él no buscaba “sospechas”. Él conocía la historia de memoria. Lo que necesitaba era una confesión.
Una prueba que destruyera el juicio armado en contra de su abuelo.
Y sabía quién podía dársela.
El nombre estaba en boca de todos los ancianos que habían sobrevivido al sistema judicial: Fiscal Falcone, el arquitecto silencioso de varias caídas ilustres. El hombre de los acuerdos bajo la mesa, de los tratos sellados con whisky y amenazas.
Leonardo Soler —su abuelo— lo había mencionado varias veces en sus últimos años. Lo llamaba “el enterrador con guantes de seda”.
Santiago cerró el expediente. Tomó su celular y marcó a uno de sus contactos en registros notariales.
-- Necesito saber si un hombre llamado Hugo Falcone sigue vivo. Y si lo está, quiero su dirección. Es urgente --
El contacto tardó m