Capítulo XLII. El primer cambio
- Buenos días - escuché una voz lejana a mí - buenos días, ya es hora de que se levanten - alguien jaló las sábanas de mi cama y yo me despierto espantada.
- ¿Usted quién es? ¿Y por qué ha entrado en mi habitación? - le pregunto mientras estiro mis brazos.
- Eso no es lo que importa ahora mismo, ustedes no tienen más de 40 minutos para bajar a desayunar y ponerse en pie, luego de eso los espero en el segundo jardín y más vale que lleven ropa cómoda puesta - sentencia - ¡Arriba muchacho! - le dice a Pablo - tienes que ponerte de pie porque tienes mucho que aprender a partir de hoy - lo sacude y le quita las cobijas de encima.
- ¿Quién diablos se cree que e? - pregunta Pablo con enfado e intenta recostarse de nuevo pero la mujer es más rápida y le retira la almohada antes de que él recueste su cabeza y por consecuencia su cráneo resuena contra el piso.
- ¡Oiga! - Pablo le reclama con bastante molestia - ¿qué es lo que cree que hace - al parecer la actitud de esta mujer lo tiene bastante