Esperando las visitas del CEO
Esperando las visitas del CEO
Por: Alessa Mei
Capítulo I. Volver a levantarme

Ayer llegué al Teatro Apollo, aquí será mi nuevo trabajo, seré la nueva encargada de hacer las guardias nocturnas, no es lo que habría esperado ni lo que más me gusta pero sí es lo que más me sirve para pasar desapercibida y al mismo tiempo poder encontrar a los asesinos de mi familia. Justo en este momento hay una obra de teatro en curso, por lo que tengo un poco de tiempo para salir y dar un pequeño paseo por el centro de New York.

Llegué a una fina cafetería, realmente no me fijé en cual es su nombre pero eso no importa mucho, lo que importa es conocer New York en su totalidad y los roles de las personas importantes que se relacionan en este lugar y los que son los empresarios y figuras públicas más poderosas, miré mi reloj y me di cuenta que aún quedaban más de tres horas para que mi turno en el trabajo diera inicio, voy a dar una vuelta por Riverside.

Me senté en una de las bancas a observar el arrollo, estaba un poco mojada debido a las llovisnas que ha habido estos últimos días. Tomé una foto del paisaje con mi teléfono de última generación, los asesinos de mi familia no saben que yo he quedado viva, creen que mi anterior adicción al cristal acabó conmigo, y para ser sincera, a veces deseo que así hubiera sido.

Ahora tengo que estar sola, con absolutamente toda la herencia de mis padres pero sin nadie con quien poder disfrutarla, cambiaría todo el dinero del mundo por volverlos a ver, no para desear que volvieran a vivir, eso sería demasiado ambicioso de mi parte, pero sí por tener un momento de despedida con ellos, darles un último beso y un último abrazo para tener un cálido y bonito recuerdo de ellos, y así mismo mis padres y mis hermanos tuvieran ese recuerdo mío donde sea que se encuentren.

Timbra mi teléfono, cuando reviso de quién se trata veo que es la abogada que me notificó de dicha tragedia llamando - Hola - respondo un poco desconcertada, pensé que la relación entre ella y yo ya se había terminado cuando terminé de cobrar toda la herencia de mis padres.

- Hola Ambar ¿cómo te encuentras? ¿necesitas algo en tu nuevo lugar de residencia? - me preguntó de una manera bastante alegre, parece sincera.

- Por ahora estoy bien, ya he conseguido un empleo - respondí.

- Ummm... ¿entonces sí has vendido todas las empresas y los bienes inmuebles que eran de tus padres? - me pregunta sorprendida.

- Sí, lo hice, no quiero que quede rastro de ninguno de ellos y yo quiero mantenerme lo más oculta que me sea posible... - no terminé la frase porque vi que un desconocido se está aproximando hacia mi.

- Entiendo... - dice Isabella, la abogada con un poco de decepción, ella siempre me enfatizó que sería una idea genial que yo manejara todo el imperio de mis padres, para que de ese modo los honrara y yo pudiera dejar atrás mi adicción, cosa que ya he logrado - ... bien, me gustaría saber en donde estás viviendo ahora por si llegases a necesitar algo - me dice con temor de que la rechace, pero sus intenciones no muestran malicia oculta por ningún lado. El extraño que se sentó en la misma banca que yo parece que está enfurecido.

- He venido a vivir a New York - le conteste a Isabella, no sé qué pasa con el hombre que tengo al lado, parece el mismo demonio y no para de observarme - si quieres te mando mi dirección mediante la aplicación web de mensajes - le propuse a la sofisticada mujer.

- Sí, hazlo y por favor no dudes en llamarme si crees que necesitas algo que no puedas resolver tú misma. Ahora me tengo que ir - Isabella cuelga el teléfono.

Apenas iba a meter mi teléfono en la bolsa de mi abrigo cuando el desconocido me sujeta por la muñeca - ¿Quién te crees que eres para ignorarme de ese modo? ¿Y de dónde has sacado un móvil tan lujoso? - me preguntó con un tono de voz tan alto que los patos y las palomas que estaban cerca de nosotros volaron de espanto.

- ¿Quién te crees que eres tú para hablarme así?, suéltame - quise sacar mi muñeca de entre sus fuertes y enormes dedos pero me presionó aún con más fuerza - ¡Que me sueltes te digo! - grité en estado de furia. Las personas que pasaban cerca de nosotros nos voltearon a ver creyendo que éramos una pareja más disfuncional, una de tantas de las que hay en esta ciudad.

Él me miró fijamente y su rostro se desencajó al analizarme, finalmente dejó mi muñeca en paz, metí mi móvil al bolsillo de mi abrigo y sobé mi muñeca suvemente con mi otra mano. No puedo parar de mirarlo con enojo.

- Discupa... yo creo que me confundí de chica... - el desconocido se sonroja pero se mantiene firme - ¿cuál es tu nombre? - me pregunta buscando mi mirada.

- Que te importa - contesté yo agresivamente, no quiero verlo más cerca de mi.

- Te he dicho que me confundí - me sacude por los hombros - quizás no eres la chica que yo creí que estaba buscando.

- Evidentemente no lo soy pedazo de m****a. Ahora suéltame que me tengo que ir y ¡ME ESTÁS LASTIMANDO! - grité esa última frase con la intención de que todos los que están cerca de nosotros voltearan a verlo, si ya nos tenían dentro de la figura de pareja tóxica es mejor que crean que el apuesto y déspota hombre que me está sujetando es el malo en nuestra relación.

- Cállate estúpida ¿acaso no te das cuenta que todo el mundo nos está volteando a ver? - me lanzá hacia atrás pero me suelta.

- Yo no fui la que te dijo que llegaras a gritar y a dar órdenes, a tratar como sabandija a una completa desconocida - me puse de pie para retirarme del lugar e ir a comprar un poco de comida que servirá como mi cena en mi jornada de trabajo.

- ¿Cómo te atreves a hablarme así? ¿acaso no sabes quién soy? - se puso de pie y nuevamente me tomó por la muñeca para no dejarme ir.

- Una sabandija de dos metros que no falta un solo día a su rutina de pesas pero que dentro de la cabeza carece de masa gris - le escupí en la cara a manera de burla ¿quién se cree que es para tratarme como a una más del montón?. Su expresión de humillación y desagrado es lo más placentero que he presenciado desde que salí del centro de rehabilitación y en todo este mar de emociones que es tener que superar la partida de mi familia en conjunto.

- Atrévete a hacer una cosa así otra vez y verás con quién te has metido - me dijo sujetando mis mejillas con su enorme mano, yo no lo pensé dos veces y le volví a escupir. Quitó su mano de mi rostro y lo llevó hacia mi otra muñeca y comenzó a caminar con la intención de llevarme con él.

-¡LEONARD! - gritó una voz masculina a nuestras espaldas y el desconocido volteó de inmediato - esa no es la chica a la que estamos buscando, la nuestra ya apareció - el segundo desconocido tenía la expresión totalmente desencajada al ver como su socio, hermano, amigo o lo que sea de él me tiene sujetada e intenta llevarme hacia solamente él sabe donde.

- Espero que sepas que por esta ocasión has tenido suerte, pero no vas a librarte de mi tan fácilmente - me dice y a la vez me suelta.

- Sí claro - contesto con ironía.

- Déjala en paz Leonad, tenemos el tiempo contado y debemos ir a casa a poner en orden todos los negocios - el desconocido al que le escupí se va refunfuñando atrás del otro hombre.

- Adiós Leonard, que tengas éxito en todos tus negocios - le dije a manera de burla cuando ya estaban lo suficientemente lejos para regresarse. Él solamente puso los ojos en blanco en señal de fastidio.

Eché un vistazo rápido a mis muñecas, no están fracturadas, solamente tengo dolor e inflamación por la presión tan ruda que ese hombre estaba ejerciendo, debo admitir que aunque no tengo intenciones de enamorarme ni de tener encuentros casuales con alguien ese hombre es demasiado fuerte y atractivo, lástima que sea un idiota más, como todos los que seguramente hay en un lugar como estos.

Hay algo que olvidé decirle a Isabella, la casa en la que vivían mis padres aún no he logrado venderla pues el asesinato se dio allí dentro y por ende es escenario de un crimen que la autoridad aún está investigando, pero a mi no me importa lo que la autoridad haga o no, yo me voy a vengar me cueste lo que me tenga que costar. Cuando era niña de la única persona de quien me quería vengar era de mi abusador y del de mi hermana, ahora esa lista se ha alargado.

++ Isabella esta es mi nueva dirección, es un apartamento algo pequeño pero cuando gustes serás bienvenida. ++. Mensaje de texto de mi para Isabella.

++ Gracias querida, pronto yo también estaré viviendo por allá pues tengo que resolver más casos por aquellos rumbos, así que vamos a estar más cercanas. Tengo un par de dudas respecto al proceso que estoy llevando contigo, la primera es si quieres terminar oficialmente tu estancia tu proceso en el centro de rehabilitación y la segunda es si quieres que haga un enlace directo con el Departamento de policía que está llevando a cabo el asesinato de tus padres y hermanos ++. Isabella responde de inmediato a mi mensaje de texto.

++ Sí deseo terminar oficialmente mi proceso en el centro de rehabilitación ¿puedes encargarte de eso tú?, en cuanto a lo de mis padres y hermanos, prefiero dejar las cosas como están. ++ Mi respuesta a Isabella.

++ Bien, en cuanto tenga listos los documentos del centro de rehabilitación te lo hago saber para que los firmes. ++ Último mensaje entre Isabella y yo.

No es necesario que Isabella, la policía ni absolutamente nadie mande hacer una investigación especial para que se de a conocer quienes son los asesinos de mis padres y de mis hermanos, estoy totalmente segura de que los que estás detrás de todo esto son Gerard Boure y la ambiciosa de su esposa, Martha Boure.

Mi padre solía ser un programador sencillo dentro de una de sus tantas compañías hasta que Martha Boure se le empezó a insinuar, mi padre siempre la rechazaba y ella enfurecía, en aquellos años Martha solía sentirse la mujer más hermosa y brillante sobre la tierra, por lo que un rechazo de cualquier hombre no lo aceptaba, decidió acusar falsamente a mi padre de que la acosaba cuando su esposo no estaba presente. Como era de esperarse, mi padre fue despedido por esa acusación.

Pasaron los años y mi Padre, Boris Roux fundó y desarrolló una de las empresas de Software más importantes del mercado, mi madre, Tania Roux, era quien le ayududaba a administrarla en lo que de poco en poco crecía. Cuando mis padres se pocisionaron como una de las parejas más importantes del sector Martha boure comenzó a llenarlos de amenzas, le decía a mi mamá que más le valía compartir a mi papá con ella unas cuantas noches al mes, mientras que a mi padre lo mandaba amenzar dejando cabezas de ganado a las afueras de su empresa con notas que decían "Este es el futuro de tus hijos, así te los voy a regresar si no accedes a hacerme el amor".

En medio de toda esa lluvia de amenazas mi familia descubrió mi adicción al cristal y de inmediato me mandaron al centro de rehabilitación, en el que duré dos años en tratamiento, mismo que fue interrumpido por la desagradable noticia. El reporte policiaco al que Isabella tuvo acceso decía que un grupo de hombres armados irrumpió en la casa de mis padres y abrieron fuego directamente contra ellos, mis hermanos y todo el personal doméstico que se encontraba allí. Los cuerpos fueron entregados a mis abuelos, mismos que me tienen rechazo por mi adicción. Ni si quiera he vuelto a ver las cenizas de mi propia familia.

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