Capítulo 2
AXEL
Estaba haciendo mi maleta, dejando atrás toda mi vida en la ciudad, la vida que tuve con Isabel mi prometida y con mis padres a los que tanto extraño. Aún no puedo creer que hace dos años del accidente que cambió las vidas de todos y que de pronto me dejó huérfano y sin la mujer con la que estaba a punto de casarme. Entonces no sabía que las cosas pasaban por algo y aquí estoy, listo para volver al lugar que amo tanto, al lugar donde yo crecí, a mi pequeño pueblo llamado Rincón de la Montaña, estaba por subirme al auto para irme para allá cuando me llamó ella, la razón por la que volvía, mi mejor amiga de toda la vida Suzette.
—Hola, querido amigo. Espero que no vayas a arrepentirte de venir para acá, por eso es que te llamo, se me presentó un asunto y saldré, pero si llegas antes que yo regrese, en la recepción estará Danna.
—Hola, Suzette. No te preocupes, mejor avísame cuando estés por volver y yo mientras termino de hacer unos pendientes acá. Quiero ir a despedirme de unos amigos, ¿todo bien por allá?
—No todo, Valentina ya sabes, está creciendo y ahora recién llega después de pasar la mañana fuera en la calle. Me está diciendo que irá a cenar con Rodrigo y no estoy de acuerdo con que salga en la noche, ya sabes que todo está peligroso.
—Peligroso aquí en la ciudad, allá en el pueblo no pasa nada. Así que relájate y deja que Vale haga su vida, no puedo creer que hace casi tres años que no la veo, desde que estuvimos allá mis padres y yo para celebrar sus 15 años.
—Amigo, no quiero quitarte de tu toque de melancolía, pero creo que ahora debes ir a hacer tus cosas y nos vemos por acá como 8.30 pm ¿queda bien para ti?
—Claro que sí. Nos vemos entonces y mucha suerte, verás que ese trabajo de aquí de la ciudad, va a ser tuyo.
—Gracias, Axel. Eso espero yo también.
Luego de cortar la llamada con Suzette, no sé que me llevó a pensar en ella, en la pequeña Valentina, lo cual pronto dejará de serlo pues ella está por cumplir sus 18 años y sé que debe estar más hermosa que la última vez que la vi exactamente hace 3 años y muchas cosas cambian en tres años. Dejé mis cosas por un momento más en mi casa y me fui a buscar a mi mejor amigo Tony para despedirme de él, llegué a su restaurante en mi auto y él estaba discutiendo con uno de sus proveedores, por lo que, lo esperé a que se desocupara y al hacerlo él se acercó a mí con una sonrisa.
—Amigo, dichosos los ojos. Te hacía ya en el pueblo ese alejado de la mano de Dios, pensé que ya no vendrías a despedirte de tu mejor amigo.
—No seas exagerado Tony—nos dimos un fuerte abrazo—claro que iba a venir a despedirme de ti ¿cómo pensabas que no?
—No lo sé, tienes muchas ganas de volver allá. A tu vida, a tus orígenes y a ver a tu niña hermosa, a Valentina. No me digas que no piensas en ella, ahora que ya debe ser toda una mujer, recuerdo lo descolocado que estabas cuando la viste en sus 15 años.
—A ti no te puedo engañar amigo, sí he pensado en Vale, pero ella ya debe tener su novio y además es muy pequeña para mí y es hermana de Suzette. No quiero que ella me mate, nos separan 15 años y la considero, además, mi mejor amiga.
—A ver si sigues pensando lo mismo, ahora que vas a vivir con ellas y no te sientas mal por volverte a enamorar. Te mereces a alguien que te ame y que te calme ese temperamento que traes desde que pasó lo de Isabel.
—Ya veremos amigo, ahora solo quiero ir allá para ayudar a Suzette y a Vale con esa crisis que tienen las cabañas, por eso acepté asociarme con ella y, además, porque ya nada me ata aquí. Ya mis padres no están y tampoco mi prometida y la ciudad, nunca fue para mí. Sabes que intenté ser feliz aquí, pero eso no es lo mío.
—Sí, de eso no me queda duda que tu corazón se quedó allá en el pueblo ese. Algún día tengo que ir para ver el motivo de querer irte a encerrar allá. Mientras eso sucede, ten un buen viaje amigo y espero pronto estés aquí de nuevo, aunque sea de visita.
—Claro Tony, cuenta con eso. Yo estaré aquí visitándote muy pronto.
Me despedí de mi mejor amigo con un abrazo y me fui al panteón llevando unos ramos de flores a las tumbas de mis padres y de Isabel, sabía que no iba a volver allí en bastante tiempo y después de quedarme un rato despidiéndome de ellos, finalmente tomé la carretera para conducir a un buen paso, las dos horas que me separaban de Rincón de la Montaña. El trayecto en el auto se me pasó bastante rápido y cuando menos lo esperé, ya estaba frente a la zona de cabañas de mi amiga Suzette, bajé del auto y entré a la recepción esperando encontrarme con ella, pero no fue así.
—Suzette, ¿estás aquí? —pregunté—se me hizo temprano y ya he llegado.
—Hola, guapo. No soy Suzette—respondió una chica castaña que estaba en recepción —no lo puedo creer, Axel ¿eres tú?
—Un momento, no puede ser—me cubrí la cara con ambas manos—¿Danna?
—Sí, soy yo. Qué bueno que te veo, pensé que ya no volverías nunca por el pueblo. No nos vemos desde la fiesta de XV años de Vale y debo decirte que estás como los buenos vinos, más guapo que nunca.
—Tú estás preciosa, con todo respeto y has crecido bastante en estos tres años.
—Así es, ya tengo 18 y no me mandaste ni un mensaje para felicitarme—ella arrugó la nariz en señal de molestia—en fin, Suzette está en la cabaña en la que vive y me dijo que, si llegaban a buscarla, los mandara allá. Sólo que no sabía que fueras a venir tú.
—Sí, soy yo Danna a quién Suzette espera y esta vez, estoy aquí no solo de visita. Vine para quedarme—aseguré.