Miguel siente su cuerpo temblar mientras intenta levantarse, luchando contra el peso que parece arrastrarlo al suelo.
Sasha me necesita —su mente grita eso repetidamente, ahogando cualquier otra voz.
Respira hondo, reuniendo todo lo que le queda de fuerza, y con un rugido que se impone sobre los gruñidos de los lycans, Miguel se niega a permanecer caído. Empuja su cuerpo hacia arriba, sus patas tiemblan por el esfuerzo, pero sigue decidido. Finalmente logra erguirse sobre sus patas. Sin embargo, en el momento exacto en que se pone de pie, el dolor desaparece por completo, como si nunca hubiera estado ahí.
Su pecho sube y baja rápidamente, sus ojos dorados brillan con intensidad. Un olor insoportable y punzante llega a su olfato, una mezcla de magia negra y plata. Los recuerdos de cuando perdió el control de su lobo y solo Sasha pudo calmarlo invaden su mente. Entonces, la comprensión lo golpea como