La nieve cede bajo el peso de las patas de Sasha mientras corre por el bosque, el viento frío azotando su pelaje blanco. Su respiración es jadeante, pero constante, y sus sentidos están en alerta máxima.
Los lobos solitarios están justo detrás, sus presencias como sombras oscuras y amenazantes que se acercan cada vez más. Los gruñidos y el crujir de las patas sobre el suelo helado son un recordatorio constante del peligro inminente, y ella lo siente en cada músculo, pero se niega a detenerse.
Su plan ha funcionado — todos los enemigos la están siguiendo, dejando a los suyos a salvo hasta que llegue la ayuda — pero el precio es alto. Ahora, está sola contra todos.
Bueno, no tan sola.
Mi cachorro... — Sasha se estremece internamente, su pecho se acelera con el miedo que recorre cada célula de su cuerpo. Qui