Y ahí, después de avanzar varios metros en la incertidumbre, atenta a cualquier tipo de ataque, se encuentra que la conexión con el punto de magia de su anillo está justo bajo sus pies.

— ¡No puede ser! —jadea Luisa al mismo tiempo que se agacha y toma el anillo característico que siempre usaba Yasuke en sus manos. —Encontré el anillo, pero Yasuke, ¿dónde se encuentra él? —dice ella al mismo tiempo que observa que hay sangre en todas partes y que hay cientos de herramientas de tortura inundadas en sangre.

Un escalofrío le recorre por completo el cuerpo al imaginar qué clase de suplicio ha sufrido Yasuke y ella solamente se había pasado la vida culpándolo por cualquier cosa que sucedía a su alrededor. —Tengo que llegar a tiempo, si no tiene el anillo puesto, simplemente se volverá cenizas con el primer rayo de sol y eso no estoy dispuesta a permitirlo —dice ella al mismo tiempo que comienza a correr.

Necesitaba regresar por su camino y encontrar la forma de ayudarlo a tiempo, pero en