— Me quedaré aquí, puedes ir a resguardar tu vida— susurra Ixtlie expectante,— quiero observar a quien se atreve a invadir el barco de la realeza— indica Ixtlie al mismo tiempo que comienza a buscarlo de manera poco delicada para lo que se espera de una princesa.

— Su alteza…— comienza de nuevo a suplicar de forma desesperada Mary— es necesario ponerla bajo resguardo, cualquier cosa que llegase a sucederle nos costaría la vida cada uno de los integrantes de la tripulación, no podemos permitir que ni uno solo de sus cabellos salga lesionado.

Ella lo había olvidado, pero cada uno de sus cuidadores había dejado empeñada su vida y su derecho a seguir respirando, cosa que perderían si ella como princesa no regresaba con total tranquilidad.

En ese instante Mary la toma de la mano, rompiendo la regla de no tocarla. Ixtlie se gira para observarla con lágrimas en los ojos, Mary se deja caer de rodillas.

— Su alteza por favor, por piedad venga conmigo.

— Dame solo un momento — respondió ella al