Capítulo 143.
La criatura mortal y completamente concentrada en Oleika era una araña tejedora.
Una criatura enorme, caracterizada por vivir en lugares oscuros y solitarios, todas sus patas terminaban en unas pezuñas fuertes y afiladas que podrían cortar hasta un diamante en dos.
Los bellos que cubrían todo su cuerpo, eran sensores por los que se identificaba el movimiento de cualquier peligro cercano.
El sonido del corazón de Oleika era un aviso donde se encontraba en ese instante.
Oleika tomó una roca con su mano, la cual se encontraba incrustada en la pared y la arrojó en dirección contraria, el ruido inesperado y la vibración en el aire distrajo a la araña tejedora lo suficiente como para que ella corriera intentando escapar.
La oscuridad era muy fuerte y todo el lugar era desconocido, ella solo dio unos cuantos pasos para tropezarse con unas rocas que se encontraban en el suelo.
Salió volando por el aire para impactarse en el suelo y rodar una y otra vez hasta detenerse en contra de la pared con