Dormir es una tortura doble, en primera porque James ha estado insistente con eso de follar y marcarnos mutuamente para que la conexión finalmente vuelve a la normalidad.
Gracias a la diosa mi periodo decidió ayudarme a crear la excusa perfecta e infalible que con tan solo mencionarla le produjo asco a James, mismo que se ha mantenido un tanto alejado en la cama y por tanto me ha dado cierto respiro.
La segunda tortura a la que estoy sometida cada noche es a causa de Ágata, la bruja no parece entender que no deseo verla o hablar con ella, y no porque mi sentimiento de gratitud y amistad hayan desaparecido, le agradeceré eternamente por ser mi mayor resguardo en el momento en el que creí que la vulnerabilidad me asesinaría; sin embargo, me hablará de Stefano y por el momento trato de mantener mi racionalidad en un punto en el cual no trate de asesinar a cada criatura que se pasea frente a mí.
La venganza que dejé en el pasado regresó, y su fuerza es equivalente al odio que cada una