Capítulo 24

Estaba mojada, llorando y temblando como una niña pequeña asustada.

Había demasiado rápido.

Salí a montar en la mañana, el día seguí siendo frío, pero al menos no estaba lloviendo. Tomé a Kole y pedí permiso para llevármelo. Lo extraño sucedió cuando llegamos a los límites del terreno Galger, el caballo quiso ir más allá y yo me había sentido tan aventurera que le dije a los hombres de seguridad que no se preocuparan.

Fuera de los terrenos el caballo dejó de obedecerme, tiré de las riendas, pero no se detuvo.

Me había asustado, pensé en saltar del caballo y dejarlo irse, pero entonces no tendría como volver. Kole se detuvo cuando llegamos a esa laguna donde realizaban los bautizos. Fue a tomar agua y yo lo desmonté.

El lugar era bonito, se escuchaban las aves y no había nadie.

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