Capítulo 3: ¿Qué serías capaz de hacer por ella?

Escuchó la línea caerse al otro lado del teléfono y tuvo que contener el deseo de lanzar el teléfono al otro lado de la sala de estar, como si eso bastara para alejar a Katherine de su mente, "Tú no eres así, esto es lo que ella busca sembrar en ti nuevamente la duda" se repitió hasta cansarse como si en cada intento disminuía la ira que flameaba en su interior.

Enfrentarse a ella fue realmente el resultado de una decisión precipitada y apenas podía creer la conversación que había sostenido con Katherine, a cada paso que intentaba avanzar ella lo obligaba a retroceder dos, cuando empezó a sentir el dolor en los nudillos fue entonces que se percató del gesto que inconscientemente estuvo haciendo y cuando al fin sus manos recobraron su color las movió un poco para aminorar el malestar.

"Sabías desde un inicio que ella daría pelea, así que no pienses en retroceder" se dijo así mismo, apenas había movido la primera pieza del juego por lo que no debía apresurarse en concluir que ya todo estaba perdido cuando aún tenía su estrategia en pleno funcionamiento.

Aunque su interrogatorio no haya sido fructífero, tenía a Chuck Rivers siguiendo la pista de Katherine, un peligro andante como ella no podía dejarse en manos de un solo individuo, mucho menos sabiendo que todos los que estaban a su alrededor están siendo usados con un objetivo que aún no lograba descubrir.

¿Lograría hacerlo apenas con las tres imágenes que tenía frente a él? siendo realista no, pero era algo con lo que podía empezar a trabajar, había una de ellas que era un recordatorio de que la mujer que tanto había amado nunca existió pero le brindaba algo más que solo la motivación de continuar con lo que estaba haciendo, había otra persona más que despertaba su interés se trataba de quien había sido su suegro, alguien con motivaciones cuestionables tal y como Katherine, sin embargo no contaba con la dicha de dar con su paradero y eso solo hacía ver todo lo que tenía aún más pequeño.

Pero era Katherine quien robaba su atención nuevamente y era solo su nombre para lo que su mente tenía lugar, era la increíble curiosidad que despertaba la imagen de ella encapuchada en una competencia de derby tratando de pasar desapercibida mientras miraba directamente a la joven que salía posando en la foto, quien por su evidente parecido asumió rápidamente que se trataba de su hermana.

-Te tengo-. Mencionó en voz baja, la sensación de triunfo le dibujó una sonrisa en el rostro, la mejor manera de conocer a alguien es a través de su pasado y presentía que esa era la mejor pista para seguir.

El sonido estridente de su teléfono lo sacó de su estado de concentración se apresuró en ver de quien se trataba esperanzado de que se tratara del detective Rivers, para su infortunio no se trataba de la llamada que tanto esperaba pero ver el nombre de su madre en la pantalla le causó una dicha inmensa, sin dudarlo un instante tomó la llamada.

-Mi pequeño, no tienes idea de lo aburrido que es todo sin ti aquí, los Garreth preguntaron por ti en el club y casi rompo en llanto-. Sonrió al escuchar la exagerada forma de su madre de decirle cuanto lo extrañaba, apenas había pasado tres días desde que se había mudado de la casa familiar en Seven springs para embarcarse en aquel peligroso viaje.

-Supongo que no eres la única que se sintió triste, la señora Garreth debió sentirse imponente al ver que sus posibilidades de convertirme en su quinto esposo se esfumaron-. Bromeó él en respuesta, de todos los que pudieran acercarse a su madre para preguntar por su eterno compañero de tenis la que tenía mayor interés en saber era aquella mujer.

-Estoy hablando en serio, no tengo la misma química cuando juego con Luke-. Escuchó a su madre susurrar para luego escuchar una carcajada masculina que pertenecía a su hermano menor.

Ella volvió a hablar pero esta vez la frase era dirigida hacia Luke.-No te atrevas a irte sin antes saludar a tu hermano-.

En cuestión de segundos escuchó su voz grave con un tono algo aburrido.- No voy a perdonarte por dejarme aquí, ahora no cuento con ninguna excusa para escapar de las visitas al club-.

Sebas esbozó una sonrisa mientras recordaba como su hermano lo usaba de pretexto en cada oportunidad que tenía para evitar compartir con las frívolas amigas de su madre que no perderían la oportunidad de presentarle a sus hijas con tal de emparejarlas con un buen partido como él.

-Tal vez es una señal para que conozcas a una de esas chicas encantadoras ¿No te parece?-. Bromeó él tratando de aguantar una carcajada, estaba casi imaginando la muestra de desagrado que tendría su hermano ante sus palabras.

-¿Cómo puedes considerarte mi hermano si pretendes condenarme a un calvario como ese?-. Dijo él con tono dramático como si se tratara del mismísimo castigo eterno.

-No te lo tomes tan personal, solo trato de ayudarte-. Mencionó Sebastián sin despegar la mirada de las imágenes de Katherine.

-Creí que eras el hermano con mejor gusto, pero viendo esto creo que preferiría las opciones de Christian que las tuyas-. Respondió Luke casi asqueado de la idea de tener una relación con alguna de las pretenciosas chicas adineradas de Seven springs.

-Creo que Cadie es la que tiene mejor gusto de los cuatro, podrías pedirle alguna sugerencia-. Dijo Sebastián algo nostálgico.

Mientras Christian atraía a las atractivas y divertidas cazafortunas, durante muchos años estuvo muy convencido de su gran criterio al elegir a sus parejas, hasta que descubrió que no era tan infalible como creía.

-¿Y morirme de aburrimiento? Muchas gracias pero aún estoy muy joven para eso-. Luke no podía entender los gustos extremos que existían en su familia, no le agradaba la idea de mantener una relación meramente física como las que mantenía Christian pero tampoco el aburrido cuento de hadas que Cadie vivía con el insulso de su novio.

-Prefiero moverme con cuidado como tú, me gustaría algún día encontrar a alguien con quien pueda tener una relación como la que tenías tú con Katherine-. Volvió a hablar Luke, aunque confiara en Sebastian no podía decirle a su hermano que la razón por la que no encontraba novia era totalmente distinta a la que pensaba.

Por su lado Sebastian había quedado atónito con las palabras de su hermano y trató de aclararse la garganta para poder responder a tiempo.

-Lo siento mucho, sé que no es un tema que te guste tocar, no fue mi intención-. Luke no tardó en darse cuenta de lo que había dicho y es que a pesar del tiempo que había transcurrido desde la muerte de su cuñada, no era un acontecimiento del que Sebas haya podido recuperarse.

-Descuida, no cometiste ningún pecado-. La única que había hecho algo malo era Katherine, la que había causado un daño irreparable en su corazón había sido aquella usurpadora.

No estaba listo para contarle algo tan peligroso a su hermano, no podía decirle que se había casado con una completa extraña que los había expuesto a lo peor al haber caído en sus garras.

-Creo que deberíamos cambiar el tema, esto se tornó demasiado lúgubre para mi gusto-. Escuchó decir a su madre, como no estarlo si prácticamente había abierto su corazón a Katherine y la aceptó como si se tratara de una hija más.

-Me parece lo más sensato mamá, ahora lo que me parece una desfachatez es la absurda cantidad de invitados para la celebración de su aniversario-. Sebastian estaba entusiasmado por hablar de ese tema, por lo que le pareció la oportunidad perfecta para sacarlo en la conversación y sabía que su madre también estaría contenta de hablar al respecto.

Esperaba relajarse un poco y darle un descanso a su mente del tema Katherine así que tomó la silla del escritorio y se sentó en ella cambiando las imágenes de esa mujer por el hermoso paisaje de la luna reflejada en la marea.

-Cariño, déjame vivir a lo grande mi boda de coral, tú padre no tiene problema alguno con la cantidad de personas que he invitado, es más está maravillado con la idea de ver a sus familiares después de tanto tiempo-.

No tenía el corazón para responderle que la única razón por las que ellos acudirán es para que su padre les lance un flotador monetario que los ayude a no ahogarse con sus cuantiosas deudas.

-Creo que lo que más te entusiasma es restregarle a tía Helen que tu matrimonio duró más que el de ella, pero al menos estás mejorando tus excusas-. Sebastian reconocía la infradesarrollada habilidad que tenía su madre para mentir, si alguna vez le pidieran describirla sin dudas sería "un libro abierto de par en par".

Era esa sensación de confianza plena en ella lo que había forjado ese sólido vínculo que compartían, uno que estaba dispuesto a mantener sin importar lo que pasara.

-Sabes que no puedo esconderte nada, pero tienes toda la razón, que ella me vea feliz al lado de un hombre y unos hijos maravillosos me parece la mejor de las venganzas-. Candance sonaba llena de emoción y Sebas sonrió aún más por la absurdez de aquella frase.

-Por Dios mamá, estoy seguro que el día que una de ustedes muera la otra querrá que la entierren de inmediato en el mismo ataúd-. Mencionó Sebas tratando de mantenerse concentrado en la conversación.

Era claro que su madre llevaba una larga rivalidad con su hermana, pero mucho mayor era el amor que se tenían y fue en eso que giró la cabeza para volver a enfocar la mirada en la foto de Katherine y su hermana.

Una pregunta fugaz pasó de su mente a su boca en cuestión de segundos.-¿Qué serías capaz de hacer por ella, mamá? -.

Primero hubo un breve silencio y luego la voz de su madre adoptó un tono oscuro que nunca antes había escuchado.-No te gustaría saberlo, cariño-.

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