— ¿Amor? ¿Pasa algo? —Le pregunté picando su mejilla con uno de mis dedos.
— No, tal vez te pasa algo a ti —Le miré confundida y él abrió los ojos observándome —. ¿Qué? ¿Prefieres estar en Seúl y pasar tu tiempo con Kangji? —reí y esto lo enojó.
Apreté sus mejillas mientras reía — Oye, ¿acaso te escuchas? Si quisiera estar en Seúl no me encontraría aquí —besé sus labios y recosté mi cabeza nuevamente en su hombro—. Deja de pensar tonterías y disfrutemos de nuestro viaje.
— Yo no he pensado nada —Eso solo se lo creía él, y no estaba muy segura que lo hiciera.
— Si claro —dije con sarcasmo y besé su mejilla—. Que te crea quien no te conozca.