Subí las escaleras escuchando los pasos de Marshall tras de mí. Mis manos están sudando. Solo él podía generar todo esto en mi cuerpo.
—Dormirás en el suelo— dije entrando a mi habitación— mi cama es demasiado pequeña para ambos.
Solo necesité estar sola con él para que mi mente volviera a traer aquellos pensamientos. Quise sacarlo de mi habitación y no verlo, pero no lo hizo.
América tiene razón. No puedo adelantarme a los hechos.
— Puedes dormir encima de mi si te parece— le puse mala cara, él sonrió y negó.
Me quite los zapatos y también mi vestido, puse mala taparme pues ya me ha visto de esta manera, saque una camiseta de mi armario y unos shorts de pijama.
—Mañana tendremos que volver a primera hora.
Voltee a verlo descolocada.
—¿No podemos quedarnos un día más?
—No— suspiro despeinando sus cabello — Mis padres están en la mansión, insistieron en venir y no pude detenerlos.
Me quedé en silencio. Conoceré a sus padres, esto no me gusta.
Supongo que vio el nerviosismo en mi cara,