Lisa
—No seas terco, debes quedarte acostado. No puedes caminar más de la cuenta. Te puedes lastimar.—Necesito recuperarme ya.—Eso te va a empeorar. Déjate cuidar, Akira.—Te estás esforzando mucho y no tienes que hacerlo por mí.—¿Acaso no fue lo que juramos? Me gusta poder cuidar de ti. Quiero seguirlo haciendo. Deja de ser tan orgulloso.—Lo siento, es solo que estás embarazada y no quiero que te esfuerces demasiado por mí.—Permíteme estar a tu lado y poder cuidarte, o es que, ¿acaso quieres que una enfermera sea la que te atienda?—¿Tal parece que mi corderito está celosa? Si ese es tu miedo, te digo que no es así; aunque pensándolo bien, deberías de verte muy bien vestida de enfermera.—Tal par