Luego de llegar a la suite y de darme un baño, me tiré en la cama. Me sentía muy agotada, ha sido un día largo. Será mejor que me acueste a dormir.
Mi teléfono sonó en la madrugada. ¿Quién podrá ser a estar hora? Era el teléfono que me dio el chófer. Debe ser Akira. ¿Qué es lo que quiere ahora?
—¿Bueno?
—¿Me extrañaste, corderito?
—¿Por qué mandas a tu chófer a darme otro teléfono? ¿No te arriesgas demasiado así? — pregunté directamente, evitando su estúpida pregunta.
—Tengo mis razones. No es algo de lo que debas quejarte; mientras sigas las órdenes y hagas todo de acuerdo con el plan, nada tiene que salir mal. ¿Acaso dudas de tus habilidades? —era evidente su sarcasmo. ¡Es un maldito idiota!
—No, no es as&i