La Tercera Luna Llena
Gavin se encontraba en su despacho, con las manos crispadas sobre el escritorio, respirando pesadamente. El sudor perlaba su frente mientras sus colmillos emergían involuntariamente. El vínculo latía con una fuerza implacable y en su mente solo existía ella. La joven loba embarazada bajo su techo.
Entonces, la escuchó.
Su voz era suave, pero firme, como una brisa nocturna que se colaba a través de las paredes de su resistencia.
"Gavin... ven a mí."
Se quedó inmóvil. Su mente luchó por resistirse, pero su corazón ya había tomado la decisión antes de que pudiera procesarlo. En un instante, cruzó la mansión a una velocidad inhumana, abriendo las puertas de la habitación de su compañera con una intensidad contenida.
La encontró en la habitación iluminada por la tenue luz de la luna, con el rostro perlado de sudor y los ojos llenos de un miedo que solo un padre puede entender. Estaba dando a luz. Gavin nunca había sentido terror antes de conocerla, pero esa noche temi