Estoy muerta. Llevo quince minutos tratando de levantarme de la cama, pero mi cuerpo no quiere responder. Ayer, después de la plática que tuve con Diego salí corriendo al gimnasio a hacer todo el cardio posible y como tres rutinas completas para bajar todas las hormonas y calores que quedaron en mí. Puede que sea vea exagerado, pero es cierto y no lo voy a negar. Obviamente, él no se enterará de dicho asunto porque no planeo decírselo.
Afortunadamente, hoy es mi día de descanso y no tendría por qué levantarme de la cama, pero mi madre me acaba de pedir que vaya a casa de la abuela porque Irina estará allá todo el día planeando más cosas sobre la boda. Mi madre quiere a Irina, pero no aguanta mucho estar con ella a solas, así que siempre he sido el bote salvavidas de ambas, soy un tipo de moderadora para que la situación no escale rápido y siempre haya paz, sobre todo antes de la boda. En verdad no tengo g