De vuelta en la ciudad, el corazón de Alessandro, latía con una mezcla de alivio y pesar. Había vengado a su primo, pero sabía que las cosas no volverían a ser las mismas. Se sentía desgarrado entre su lealtad a la familia y lo que sentía por Valentina.
Cuando finalmente llegó al apartamento de Valentina, la encontró esperándolo abrió la puerta enseguida con una sonrisa en sus labios. Al verlo, con su ropa manchada y su expresión atormentada, su rostro palideció.
—Alessandro, ¿qué ha pasado?—, preguntó con voz temblorosa.
Él cerró la puerta detrás de él y la miró a los ojos. —He tomado decisiones esta noche, Valentina. Decisiones que cambiarán mi vida para siempre—, confesó con voz ronca.
Ella se asustó pensando