Alexander Robbin se veía notablemente enfadado con la derrota de su equipo. Incluso, luego de que terminó el juego, pateó la pelota con tanta fuerza y rabia que casi golpea a algunas de las personas que aún se encontraban sentadas.
—Ese chico...—Dijo Calvin arrugando su frente.
—Nunca ha sabido controlar su maldito mal genio—Kevin continuó la frase.
Al parecer mi mente y mis ojos estaban aprendiendo a diferenciar a los gemelos. Después de todo, sus voces y sus rasgos faciales no eran exactamente iguales.
Alex caminó entre los chicos. En línea recta y sin separar su intimidante mirada de la de Lucas. Cuando estuvieron uno frente al otro, encarándose, hubo un silencio atemorrizante entre ellos. Lucas lo miró con la frente alta y dio el primer paso para romper el silencio.
—¿Te