Abrí los ojos lentamente solo para que me cegara por un momento la luz del sol que entraba por la ventana. Observé a mi alrededor para que mi cerebro actualizara el momento y el lugar. Aún no podía creerlo, todo ocurrió muy rápido: una cita, una rotura de vestido, indecisión con unas poleras y Christian haciéndome suya.
Desperté en los fornidos brazos de mi sexy camarero y estuve aproximadamente veinte minutos mirándolo mientras dormía. Se veía hermoso con sus ojitos cerrados y con esa cara tierna de completa tranquilidad y paz interior. Era como si soñara con cosas pasivas, lentas y relajantes. Me gustaba verlo e imaginar que el fondo sonoro de sus sueños era algo así como música instrumental para hacer meditación. Y hubiera continuado en aquella posición, observando a ese dios mitológico de carne y hueso mientras reposaba tranquilo pero mi teléfono celular comenzó a vibrar desenfrenadamente entre la ropa que estaba en el piso.
Era prob